El Premio BMW de Pintura cumple 40 años poniendo la mirada en los artistas. Desde que nació, este premio —impulsado por el Grupo BMW— se ha convertido en una plataforma clave para impulsar el talento artístico, dando visibilidad tanto a jóvenes creadores como a artistas consagrados. Cuatro décadas después, sigue siendo un punto de encuentro entre generaciones y una apuesta firme por el arte como motor de transformación social. Prueba de ello es la nueva sección de divulgación que pone en marcha el certamen con su página web. Artistas BMW nace para poner en valor la trayectoria, los logros y el trabajo que han ido desarrollando todos aquellos artistas que han sido galardonados o han sido nombrados finalistas de las ediciones que el Premio tiene a sus espaldas.
Arrancamos esta sección con dos Artistas BMW: Sonia Navarro, Premio BMW de Pintura 2023, y Damaris Pan, Premio BMW de Pintura 2024.
Fronteras y territorios en la Sala Alcalá 31
Este 2025, Sonia Navarro ha celebrado su primera exposición institucional en Madrid. La Sala Alcalá 31 ha acogido una selección de medio centenar de obras de la artista que profundizaban en su trayectoria.
La muestra, en la que se podía ver la obra ganadora de la 38ª edición del Premio, se presentó como una trama en la que se unían los diferentes patrones de trabajo de la artista murciana. Entre ellos, estaba la utilización de un medio como la costura, que se ha convertido en un distintivo de su obra.
“Fronteras y territorios” pone especial énfasis en la selección y el tratamiento de los materiales. Con ellos, Sonia Navarro reivindica su propia procedencia, la tradición, los orígenes o la artesanía, pero también el feminismo, con la autonomía de la mujer a través de los oficios tradicionales, o la lucha climática con el uso del esparto o de materiales de desecho, que evita la desertización del territorio
Damaris Pan en el Museo Patio Herreriano de Valladolid
Un mes antes de resultar ganadora de la 39ª edición del Premio BMW de Pintura, Damaris Pan inauguraba su exposición Oalddilal V en el Museo Patio Herreriano de Valladolid.
La muestra, que se pudo visitar hasta mediados de marzo de este año, se presentó como una intervención en el lugar. A partir de una columna con una altura igual a la del espacio, la artista desarrolló un proyecto en torno al lugar que lo habita. Esta columna no podía estar al margen del argumentario expresivo de la artista. Ha acudido a sus dibujos sobre papel y ha ensayado diferentes maneras de desleír su posible literalidad. Con ellas ha creado para la columna una nueva piel que, además, conecta cromáticamente con el tono del espacio, casi como si siempre hubiera estado ahí. Junto a ellas, volúmenes de un material pobre tienen el aspecto de plintos sobre los que reconocemos formas que, como en muchas pinturas, nos acercan a esa inclinación hacia lo grotesco que predomina en no pocas fases de la exposición. Estos gestos, muecas y giros constituyen el croché al lugar común que resume toda su obra.
